Introducción.
Esta colaboración la retomé de una investigación anterior y hoy deseo compartir la parte que que concierne a los orígenes de esta magna biblioteca. Comencemos:
"En la actualidad el
bibliotecario universitario de la Biblioteca Pedro Mir se enfrenta a conflictos
existenciales relacionados con el nivel cultural de los usuarios que atiende. Estos
vienen desde los primeros estratos de la sociedad dominicana y afecta en menor
o mayor grado el desenvolvimiento a lo interno de la biblioteca. Un usuario no
educado, es un usuario potencialmente problema, así como lo es a la inversa: un
bibliotecario sin formación profesional, no dará un buen trato a los usuarios
reales y potenciales.
A la biblioteca
acuden cientos de estudiantes cada día, los cuales el bibliotecario uasdiano
enfrenta. He aquí entonces donde el servidor de la biblioteca juega su papel
social. Si este no se prepara en el conocimiento y destrezas tecnológicas, y
avanza en correspondencia con el tiempo actual, generaría una serie de
problemas que a diario se vislumbran.
Hoy por hoy la
biblioteca posee tecnologías computacionales, multimedia y de redes, que el
usuario real o potencial, no le saca del todo provecho. Lo mismo puede pasar
con el servidor en funciones, ya sea por falta de tiempo o por factores
externos a sus labores.
La biblioteca hoy
enfrenta problemas que más bien es por falta de apoyo, de parte del gobierno
central, para enfrentar los retos que conlleva un edificio tan grande, exigente
y dotado de las tecnologías modernas para su buen desarrollo. Pues como todo,
los equipos se dañan y el edificio también.
Antecedentes.
Nuestra
biblioteca, por decirlo así (pues la Biblioteca de UASD, es la biblioteca de todos),
tiene su lugar y raíces en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Del mismo
modo, la biblioteca Pedro Mir de la Universidad Autónoma
de Santo Domingo, ha sido producto de varias etapas de desarrollo en todo su
devenir histórico. Como todo, la biblioteca de la UASD ha tenido su historia,
sus problemas, sus raíces. La literatura escrita sobre las problemáticas de
esta biblioteca no es abundante y de lo poco que encontramos, se haya ligada en
ocasiones a la evolución misma de la universidad.
Haciendo uso de la investigación bibliográfica en la biblioteca misma,
en la Sala Dominicana,
e indagando en algunas tesis, no encontramos tantas informaciones sobre los
problemas que hoy enfrenta la
Pedro Mir. Algunas que otras sugerencias y en el único
documento editado sobre la historia de esta biblioteca encontramos a Alejandro
Paulino con su libro “Historia de la primera biblioteca universitaria de Santo
Domingo” el cual nos sirve de base para establecer algunos antecedentes, así
como la tesis de los bachilleres Carmen A. Dolores Veras, Marlenin R. Pinales y
Maher S. Ortiz. Otras nos sirvieron de referencias secundarias en los
complementos de algunas informaciones.
En sus inicios, según Alejandro Paulino, a los
escasos libros que poseía la biblioteca
se le llamaba “librería”, ubicada en la antigua Universidad de Santo Tomás
de Aquino. Con el Tratado de Basilea, esos pocos libros que componían la
biblioteca, fueron a parar a Cuba. Pero luego, con la creación del Instituto
Profesional, en 1866, la biblioteca es ubicada en el ex convento de los
Dominicos, hacia 1882. Ya para el año
1914, cuando el Dr. Ramón Báez, transforma el Instituto en Universidad
Autónoma, la biblioteca pasa a ser de la Universidad. Desde
ahí ha tenido sus momentos de cambios, con el desarrollo de la Universidad misma:
tuvo varios cierres en consonancia con la universidad y sus reaperturas de la
misma forma.
Con la llegada al país del Lic. Luis Florén
Lozano en 1939, comienzan los cambios profundos en los niveles organizativos y
cuidado. Su presencia dividió la historia de la biblioteca en dos: el antes y
después. Ya para los años de la década de 40, “la biblioteca siguió
enriqueciéndose, dinamizando sus actividades de extensión, reorganización
y adquisición de materiales”.
“Transcurrieron varias décadas
mientras se hablaba de la construcción de un edificio exclusivo, funcional,
cómodo y moderno para la biblioteca de la UASD.
Sin embargo, este proyecto empieza a verse concretado desde
1999 cuando se da inicio a su construcción, que era un sueño postergado de la
familia universitaria.
El
3 de agosto del 2004 es inaugurada por el entonces presidente de la República Hipólito
Mejía, a 13 días de entregar su mandato, con el nombre de “Biblioteca Central
UASD (BCU)”. En medio de incidentes y consignas protagonizadas por los
estudiantes que se oponían por la ausencia de libros, muebles y equipos.
Con
la llegada a la presidencia del Dr. Leonel Fernández, la Biblioteca es
reinaugurada con el nombre de “Biblioteca Pedro Mir”, en honor a ese escritor
dominicano y poeta dominicano. Esta biblioteca llega a fortalecer y desarrollar
el sistema de bibliotecas dominicanas, con una infraestructura conforme con los
nuevos tiempos en términos de tecnologías, arquitectura y diseño.
Su
organismo arquitectónico es un edificio de cuatro niveles que consta de
aproximadamente 30, 000 m2
distribuidos en sus cuatros niveles con espacios concordantes para el
mobiliario, la decoración y la señalización, lo que garantiza el buen
funcionamiento.
La Biblioteca, construida por el arquitecto Juan
Ramón Fiallo Prota, cuenta con ocho salas de lectura, salas de
videoconferencias, una hemeroteca, una videoteca, salas multiusos, salas de
referencias, reprografía, un auditorio y otros espacios especializados.
Un
mural patriótico, visible desde cualquier nivel, sintetiza la expresión del
contenido de la biblioteca. La plataforma tecnológica con que cuenta la Biblioteca Pedro
Mir, facilita el acceso a los medios de información a través de la conexión con
la red.
Esta
biblioteca posee uno de los software más poderoso que ofrece el mercado
internacional, el Voyager, de la compañía Endeavor Information Systems, que
permite las búsquedas por palabras, catalogación de diferentes tipos de
recursos de información como bibliográficos, electrónicos, digitales, etc. y es
utilizado por los empleados y, que además de ofrecer flexibilidad, es veloz y
funcional. También tiene la ventaja de facilitar el trabajo al personal, el
acceso a los recursos de información y la integración de los servicios en
general.
Los
aspectos tecnológicos importantes que hay que destacar son las redes de datos,
sistema de servicios multimedios y videoconferencia, equipos informáticos, data
center, sistema UPS, de seguridad, etc.
El
equipamiento informático lo integran además, alrededor de 800 equipos modernos
de computadores, con monitores planos, con lectores de CD y DVD, diseminados en
las diferentes áreas de la biblioteca, con acceso al acerbo bibliográfico y a
una gama de recursos tecnológicos. Estos recursos incluyen también el acceso a
Internet y a servicios de información electrónica, bases de datos
bibliográficas y referenciales”.
La
biblioteca cuenta además de sistema de monitoreo y vigilancia, así como antenas
detectoras de metal o armas y para evitar la salida de los libros de manera
inadecuada, ya que estos poseen sellos se alarma, para evitar su hurto.
Pero hay una etapa del desarrollo de esta biblioteca que cabe mencionar. En
palabra del bibliotecario Luis Peña “Desde el año 1998 hasta el 2005, la
antigua Biblioteca, conocida entonces como “Biblioteca Central Fray Antón de
Montesinos”, comenzó un proceso de automatización del catálogo público con el
sistema CDS/Micro Isis. Se creó además el módulo de informática, en donde se
realizaban las labores de digitación de los catálogos públicos. Esa vez, se
contrató al Lic. Domingo Polanco para el diseño e instalación de las bases de
datos y de la configuración de una red. La red no prosperó, pero sí se llegaron
a digitar todos los libros de la entonces llamadas Sala General y la Sala Dominicana y parte de la Sala de Humanidades y la Sala de Economía.
Para
esos momentos estaba a cargo de la dirección de este módulo la
Lic. Odalis Cedeño y le acompañaban en las
tareas, la Lic. Agustina
De los Santos, el Lic. Luis M. Peña, el Lic. Samuel Beltré y la compañera
Mildre González. Este primer equipo de empleados fueron los precursores de la
automatización de los servicios de la Biblioteca. Allí
acudía, en ocasiones, profesores en busca de bibliografías y otros servicios,
pues ya el sistema permitía la elaboración de otros productos bibliográficos,
como la elaboración de bibliografías y búsqueda especiales para los visitantes.
Esta
es una etapa poco conocida por los estudiantes e incluso, desconocida para los
investigadores de tesis, pero quisimos mencionarlo aquí para que no se pierda
en el tiempo.
En
síntesis, desde el año
2005 hasta la actualidad, la biblioteca, ha pasado por sus mejores etapas
evolutivas. A pesar de que, luego de equipada y organizada al estilo
contemporáneo, se han venido dando algunos
problemas de tipos tecnológicos y de mantenimiento.”
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