jueves, 5 de enero de 2012

Nuevos bibliotecarios para la era digital

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Era el momento que Stephanie Rosalia estaba esperando. Bajo su supervisión, un grupo de alumnos de quinto curso se arremolinaba en torno a los portátiles en la biblioteca de la escuela y examinaba allaboutexplorers.com, una página web en la que, sin saberlo los niños, se habían introducido contenidos falsos de forma intencionada.

Rosalia, bibliotecaria del Colegio Público 225, de Brooklyn, les recomendaba que tuvieran cuidado. La mayoría de los alumnos no le hizo ningún caso, tal como ella esperaba. Pero Nozimakon Omonullaeva, de 11 años , se dio cuenta de que había algo raro en una página sobre Cristóbal Colón. "¡Dice que a los indios les gustaron los teléfonos móviles y los ordenadores que había llevado Cristóbal Colón!", exclamó Nozimakon mientras señalaba la pantalla. "Eso está mal". Era un descubrimiento esencial en una clase sobre la fiabilidad —o la falta de ella— de la información en Internet, una de las muchas que Rosalia imparte en su calidad de nuevo tipo de bibliotecaria escolar.

Rosalia, de 54 años, forma parte de un grupo en continuo aumento de especialistas multimedia del siglo XXI que ayudan a guiar a los alumnos en el océano digital de información. "Los días en que el trabajo consistía sólo en devolver los libros a sus estantes son cosa del pasado", comenta Rosalia, que llegó al Colegio Público 225 hace casi seis años. "Ahora estamos en la era de la información y esa tecnología ha traído consigo toda una nueva generación de prácticas".

Algunos de estos bibliotecarios enseñan a los niños a desarrollar Presentaciones con PowerPoint o a crear vídeos en Internet. Otros hacen que los alumnos utilicen las redes sociales para debatir todo tipo de cosas, desde historia hasta comentarios sobre los relatos de los compañeros. Pero aunque los bibliotecarios escolares tienden a ser los que enseñan a los alumnos aptitudes básicas, necesarias no sólo en el colegio sino también en el trabajo y en la vida diaria, suelen ser también las primeras bajas en los recortes presupuestarios de los colegios.

En Spokane, Washington, el distrito escolar redujo en 2007 las horas de sus bibliotecarios, medida que incitó una protesta por parte de los padres. Más del 90% de las escuelas públicas estadounidenses tienen bibliotecas, pero menos de dos terceras partes emplean a bibliotecarios profesionales a tiempo completo.

Lisa Layera Brunkan, de Spokane, y madre de tres niños, contaba que se había dado cuenta de la importancia del bibliotecario escolar cuando su hija, que tenía 7 años en aquél entonces, empezó a hacer una exposición de un proyecto en PowerPoint. "Me dijo que le había enseñado el bibliotecario", recuerda Brunkan. "Me quedé de piedra".

En el Colegio Público 225, Rosalia se enfrenta a problemas especiales. Más del 40 % de los alumnos son inmigrantes recién llegados. La barrera del idioma la obliga a adaptar la colección de libros a lectores que aunque puede que estén en séptimo curso, tienen todavía un nivel de lectura de segundo.

Rosalia se presentó a sus nuevos compañeros de trabajo como la "profesora de alfabetización en información" e invitó a los demás maestros a colaborar en sus clases. Las primeras sesiones se centraron en encontrar libros y bases de datos y en búsquedas.

Al cabo de poco tiempo, Rosalia empezó a enseñar a hacer preguntas más elaboradas durante los proyectos de investigación, a descodificar direcciones de Internet y a evaluar a los autores y los prejuicios en el contenido de una página web.

Pero no todas las actividades de Rosalia tienen que ver con la tecnología. No hace mucho, durante la hora de la comida, Gagik Sargsyan, de 13 años, fue a la biblioteca y abrió un ordenador portátil para buscar datos para un trabajo de ciencias sociales sobre las décadas de 1930 y 1940.

"¿Has consultado algún libro?'', le preguntó Rosalia. Una mirada de terror apareció en la cara de Gagik. "No'', respondió. Rosalia, que es una mujer muy afable, fue a una estantería y volvió con una pila de volúmenes sobre el edificio del Empire State, la moda en la década de 1930 y la vida durante la Gran Depresión.

No obstante, Rosalia es consciente del atractivo de Internet. El pasado otoño, mientras hablaba a una clase de 12 alumnos de séptimo que acaban de llegar de Rusia, Georgia, China y Yemen, Rosalia tuvo problemas para comunicarse con ellos. "Tenemos periódicos en el idioma de todos vosotros", les dijo mientras se volvía hacia la pizarra digital.

Cuando hizo clic en la portada del diario moscovita Izvestia, los rusos del grupo se animaron.

"¿A alguien le gustan los libros?", les preguntó Rosalia. Varios alumnos la miraron fijamente sin comprenderla. Así que se conectó a Teen People, y Katsiaryna Dziatlouskaya, de 13 años, reconoció inmediatamente una fotografía de la actriz Cameron Diaz. Rosalia supo que la había conquistado.

"Podéis leer revistas, periódicos, fotos, programas de ordenador, páginas web", les explicaba Rosalia. "Podéis leer lo que queráis, pero tenéis que leer. ¿Trato hecho?".




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