Luis Peña
28/10/2013
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La biblioteca es primeramente una organización cultural que se encarga de organizar la documentación existente en ella y difundirla luego a una comunidad de usuarios. No es una entidad con fines de lucro. Su labor social y cultural es llevar la información a su público, que son los usuarios potenciales y reales que asisten a diario a sus salas.
Al referirnos a productos y servicios desde la biblioteca, ya hemos definido uno de ellos: servir a la comunidad haciendo llegar la información. Si es una biblioteca universitaria su accionar es un poco más amplio y si se trata de un Centro de Recursos para la Investigación y el Aprendizaje, todavía mucho mejor, ya que este tipo de biblioteca lleva a su público algo que los libros.
Hoy en día las bibliotecas virtuales y las bibliotecas híbridas han irrumpido en la sociedad de manera avasallante: llevan la información casi al planeta entero. Pero ¿cuáles productos ofrecen las bibliotecas distintos a los tradicionales? Lo tradicional es la información, pero ¿Tan sólo información?
Pues no. Desde la biblioteca se pueden producir servicios de compilación bibliográficas para el soporte científico en la investigación; se elaboran brouchures, panfletos, folletos, boletines, marcadores de libros, trabajos científicos e, incluso la biblioteca como entidad social puede preparar libros para ser editada y publicada.
Las biblioteca rinden estadísticas que sirven para organismos estatales superiores para la toma de decisiones; desde la biblioteca se hacen investigaciones las cuales permiten al Estado medir el nivel cultural del país, etc.
Este artículo puede ser mucho más extenso, pero debo dejar espacio para la imaginación. La biblioteca no es una entidad estática, si no un organismo dinámico el cual contribuye a elevar el nivel cultural, científico y de conciencia a la población que sirve.